Con gozo en el corazón y alegría desbordante te damos gracias al amanecer, porque nacemos a un nuevo día, que lo iniciaremos gracias a tu bondad y misericordia, con deseos de servir y amar a nuestros hermanos, cumpliendo tu voluntad. Hoy no se inspiramos en tu palabra para que viviendo este fin de semana que nos regalas como descanso nos ayude a pensar que nuestra vida es valiosa a tus ojos y más valiosa es la vida que tú nos muestras al decirnos que Dios no es de muertos, sino de vivos.
Ayúdanos a tener pensamientos positivos sobre el verdadero sentido que tú le das a nuestro vivir; quitar todo lo negativo a nuestro corazón y que tengamos verdaderos sentimientos de amor de fraternidad de solidaridad. Danos la esperanza inquebrantable de que has preparado para nosotros una vida y una felicidad más allá de los poderes de la muerte. Que esta firme esperanza nos sostenga para encontrar alegría en la vida y para afrontar resueltamente y sin temor sus dificultados y desafíos. Que recordemos siempre, Señor, que “Tú eres Dios de vivos”. Creemos en Ti, Esperamos en Ti y Confiamos en Ti.
Nuestra Madre celestial guíe nuestros pasos y en su Manto sagrado nos proteja. Un muy esperanzador fin de semana y santificado sábado.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: la vida plena. Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino. Por lo tanto, la muerte está detrás, a la espalda, no delante de nosotros. Delante de nosotros está el Dios de los vivientes... Está la derrota definitiva del pecado y de la muerte, el inicio de un nuevo tiempo de alegría y luz sin fin. Pero ya en esta tierra, en la oración, en los Sacramentos, en la fraternidad, encontramos a Jesús y su amor, y así podemos pregustar algo de la vida resucitada. (Ángelus, 10 noviembre 2013)